Desde el fondo de mi corazón,
brotó la semilla de tu amor,
gracia preciosa que me consolida
como hijo de Dios.
Desde el fondo de mi ser,
se desplega mi identidad,
“ Soy tu hijo”,
lo grito con fuerza.
Desde las raíces profundas,
desde el seno materno,
tu amor divino me eligió,
y un calor paterno me fue transformando.