Diecisiete años, un soplo de tiempo,
transcurrió de prisa, ¡quién lo iba a creer!
Surgieron las canas, cayeron cabellos,
protruyen los vientres a más no poder.
Arrugas tempranas en atletas de antes
afanosas buscan lograrse ocultar
en horas felices que hoy son recuerdos
de gratos momentos de loco gozar.
Pero reconforta que el tiempo tirano
no causara mellas en su decorrer
en el alma noble de los estudiantes
que intacta se yergue en todo su ser.
No importan distancias si el recuerdo vive
y encuentra la savia vital de energía
en tiempos dichosos que en aulas lograron
saberes profundos en dulce alegría.
Reunámonos siempre como compañeros
en el aula amplia que la vida da
y dichosos siempre alcemos gozosos
la llama votiva de nuestra amistad.
27-12-91.-