FELINA

LA FELICIDAD NO TOCA DOS VECES...(La carta que nunca envié)

Amor querido:

 

Había decidido permanecer en tu vida,

 

pero me doy cuenta que no me quieres en ella

 

y, yo una amor a la fuerza no lo quiero.

 

Aunque me hiciste la promesa de amarme siempre,

 

veo que sólo fueron promesas que se quedaron

 

 engarzadas en tu garganta y en tu pensamiento

 

y de allí nunca salieron para posarsen en mi alma.

 

Como me duele haberte creido...como me duele haber confiado

 

ciegamente en ti...te endiosé, te idolatré, creí que contigo

 

había conocido la gloria...no necesité más cariño que el tuyo,

 

con el me bastaba para ser feliz.

 

Aunque nunca vi tu rostro, con el soñaba a cada instante,

 

aunque nunca  tu boca toqué... ¡cuantos apasionados besos yo

 

 te dí¡...aunque tu cuerpo no conocí, te hice el amor con frenesí.

 

Te amé demasiado porque sólo tu esencia conocí

 

y amé de ti, profundamente tu existir.

 

Creí que tenías un alma diáfana...cristalina...ahora no lo sé.

 

Ahora me pregunto quien eres tú?...acaso no existes y amé a un

 

 fantasma?...amé a un ser imaginario, un ser que mi mente creó

 

en el afán de sentirme amada...un ser perfecto al cual no le ví

 

ningún defecto...ese fué mi grán error...la perfección no existe,

 

mí ídolo de barro se desmoronó.

 

Por eso me he quedado sola y con las manos vacías,

 

con mi boca sedienta de besos...con mi alma sedienta de

 

 caricias... con una sombra que me cubre toda, me paraliza,

 

no me deja mover en ninguna dirección...una sombra que eres tú

 

una sombra carente de amor...una sombra que no tiene corazón.

 

Esperaré con ansiedad, que llegue el amor de verdad, que llegue

 

con su luz y resplandezca en mi corazón, quite esa sombra de

 

 amargura que se posa sobre mí...que le de calor y color a mis

 

 días...porque a pesar de todo sigo creyendo en el amor...porque

 

eso fué lo que yo te brindé...el amor más puro y sublime, ese

 

que no supiste valorar y retener...lo despreciaste por estar

 

rumiando tu melancolía, sin más compañía que la soledad.

 

Sé que la soledad se convertirá en un martirio para ti;

 

me recordarás aunque no lo quieras...cuando llegue el invierno,

 

te hará falta mi calor...cuando el viento de otoño derribe

 

las hojas sepia de los árboles, no podrás recogerlas...se

 

 amontonarán otoño tras otoño...tu vida se tornará amarillenta

 

como las hojas mustias.

 

Pensarás...si mi amor estuviese aquí, calmaría esta sed que me

 

 reseca el alma y bebería de su fuente cristalina...te quedarás

 

con tu sed perenne, porque mi agua otra sed estará calmando,

 

aunque tu sed no será de calor...tu sed será de amor.

 

Cuando tus pasos se hagan lerdos y tu visión se haga borrosa,

 

pensarás...¡Porqué fuí tan cobarde que dejé ir la felicidad!

 

Ahora necesito unas manos cálidas que me ayuden a sostener,

 

necesito quién me alumbre en la oscuridad...necesito quien me

 

 ayude a dirigir mis pasos...quien ahuyente los fantasmas

 

 nocturnales, que invaden mi aposento...necesito quien me

 

 seque el sudor de la frente...quien me de el café en las

 

 mañanas...quien me salude con un besos y me diga...

 

¡Como amaneciste amor... levántate que es un día lleno de sol!

 

Esto se llama felicidad...esto es lo que te preguntarás día a tras

 

 día y no te dejará vivir...El amor tocó tu puerta y por pensar que

 

otras cosas eran más importantes para ti...¡no le quisiste abrir!

 

Cuán equivocado estabas...¡La felicidad no toca dos veces!

 

La oportunidad perdida no se recupera...sólo le pido a Dios

 

que te bendiga y se apiade de tu alma...yo, ya no estaré para ver

 

como te pierdes en el laberinto de tu propio olvido...

 

Felina