Amor querido:
Había decidido permanecer en tu vida,
pero me doy cuenta que no me quieres en ella
y, yo una amor a la fuerza no lo quiero.
Aunque me hiciste la promesa de amarme siempre,
veo que sólo fueron promesas que se quedaron
engarzadas en tu garganta y en tu pensamiento
y de allí nunca salieron para posarsen en mi alma.
Como me duele haberte creido...como me duele haber confiado
ciegamente en ti...te endiosé, te idolatré, creí que contigo
había conocido la gloria...no necesité más cariño que el tuyo,
con el me bastaba para ser feliz.
Aunque nunca vi tu rostro, con el soñaba a cada instante,
aunque nunca tu boca toqué... ¡cuantos apasionados besos yo
te dí¡...aunque tu cuerpo no conocí, te hice el amor con frenesí.
Te amé demasiado porque sólo tu esencia conocí
y amé de ti, profundamente tu existir.
Creí que tenías un alma diáfana...cristalina...ahora no lo sé.
Ahora me pregunto quien eres tú?...acaso no existes y amé a un
fantasma?...amé a un ser imaginario, un ser que mi mente creó
en el afán de sentirme amada...un ser perfecto al cual no le ví
ningún defecto...ese fué mi grán error...la perfección no existe,
mí ídolo de barro se desmoronó.
Por eso me he quedado sola y con las manos vacías,
con mi boca sedienta de besos...con mi alma sedienta de
caricias... con una sombra que me cubre toda, me paraliza,
no me deja mover en ninguna dirección...una sombra que eres tú
una sombra carente de amor...una sombra que no tiene corazón.
Esperaré con ansiedad, que llegue el amor de verdad, que llegue
con su luz y resplandezca en mi corazón, quite esa sombra de
amargura que se posa sobre mí...que le de calor y color a mis
días...porque a pesar de todo sigo creyendo en el amor...porque
eso fué lo que yo te brindé...el amor más puro y sublime, ese
que no supiste valorar y retener...lo despreciaste por estar
rumiando tu melancolía, sin más compañía que la soledad.
Sé que la soledad se convertirá en un martirio para ti;
me recordarás aunque no lo quieras...cuando llegue el invierno,
te hará falta mi calor...cuando el viento de otoño derribe
las hojas sepia de los árboles, no podrás recogerlas...se
amontonarán otoño tras otoño...tu vida se tornará amarillenta
como las hojas mustias.
Pensarás...si mi amor estuviese aquí, calmaría esta sed que me
reseca el alma y bebería de su fuente cristalina...te quedarás
con tu sed perenne, porque mi agua otra sed estará calmando,
aunque tu sed no será de calor...tu sed será de amor.
Cuando tus pasos se hagan lerdos y tu visión se haga borrosa,
pensarás...¡Porqué fuí tan cobarde que dejé ir la felicidad!
Ahora necesito unas manos cálidas que me ayuden a sostener,
necesito quién me alumbre en la oscuridad...necesito quien me
ayude a dirigir mis pasos...quien ahuyente los fantasmas
nocturnales, que invaden mi aposento...necesito quien me
seque el sudor de la frente...quien me de el café en las
mañanas...quien me salude con un besos y me diga...
¡Como amaneciste amor... levántate que es un día lleno de sol!
Esto se llama felicidad...esto es lo que te preguntarás día a tras
día y no te dejará vivir...El amor tocó tu puerta y por pensar que
otras cosas eran más importantes para ti...¡no le quisiste abrir!
Cuán equivocado estabas...¡La felicidad no toca dos veces!
La oportunidad perdida no se recupera...sólo le pido a Dios
que te bendiga y se apiade de tu alma...yo, ya no estaré para ver
como te pierdes en el laberinto de tu propio olvido...
Felina