"Que tranquilo el sueño de los imbéciles"
Paul K. Dick
Mis constantes enumeraciones de la vida
a veces pueden arruinar los momentos sagrados,
arráncame un poco de mi ser
para comerme lo trivial y sonreir.
Las gafas de sol no me quedan,
sigo viendo la luz y las ventanas
y las vigas y las rayas,
quizá mejor me agacho,
pero sigo ocupando
un gran espacio.
No es necesario tomar una mano
para saber del tacto,
ni apretar la quijada
para descubrirse humano.