Te imagino envuelta en el silencio tuyo
que grita mi nombre,
con un beso, lleno de anhelo, que escapa de tu boca
hacia mis labios.
Te sueño sentada bajo la noche
dibujando mi rostro en las estrellas,
sintiendo que se te detiene el corazón entre las manos
por no poder decirme mil veces, un te amo.
Y sin darme cuenta te lloro,
te busco, te persigo con cada palabra que te escribo.
Te nesecito, me repito.
Esperando que el viento
lleve éste lamento hasta tu oído.
Y te maldigo tiempo, ¡te maldigo!
porque es tu culpa que ella no esté conmigo...