De ilusión vivo
cada noche lloro
cuando imagino tu cuerpo
en brazos de otro.
Otro que te ama, que te quiere
que te desea, que te tiene
y es feliz porque puede protegerte
de todos los miedos que te hieren.
Le envídio, con rabia, con dolor
desde la pena de tener roto el corazón
desde el odio, los nervios, la desesperación
desde la certeza de saber
que ese otro nunca seré yo.