Isabel es una jovencita muy pícara y bonita, la gusta lucir pantalones cortitos y una diminuta blusa de tela casi transparente.
Tiene un cuerpo bonito, esbelto, bien proporcionado.
Se pasea por las tardes en el puerto casi desierto, donde los pescadores mayores se sientan a remendar sus redes fumando una pipa.
Se los acerca lentamente meneando las caderas, el cuello erguido el busto resaliente que revela através de la tela transparente unos senos redondos, firmes.
Los ojos la brillan de gozo cuando ve el efecto que produce sobre los pescadores, los pensamientos impuros que sucita en ellos, el deseo que ve en esos ojos, todo eso la excita.
Todos la conocen en el puerto es huérfana, se desarollo muy pronto sin nadie que la guíe en la vida, no sabe el peligro que corre al exponer su cuerpo.
Es hija de la naturaleza observó el cortejo, las señales que hacen los animales para atraer a una pareja, vio como copulan, nada la extraña.
Es muy cariñosa tiene una buena palabra para cada uno, no se enoja si la tocan el trasero, se ríe a carcajadas la blusa desbrochada.
Quiere darlos un poco de amor, de calor, de alegría, tienen una vida dura, peligrosa, ella es toda energía.
A Paco el viejo pescador, esto no le gusta nada, conoce bien a la niña y la quiere como a una hija, pero esos hombres maduros no son de piedra y el no busca apuros.
Se lo dijo bien claro sin rodeos, que se guarde pura y casta, para el hombre que la ame. Pero ella tiene hambre y no quiere esperar.
Merche DemBar
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