ivan semilla

Un día, aquel hombre...

Los versos se pudren en un cajón desiertos de esperanzas.

Afuera, el sol conquista espacios y revienta sonrisas de flores tercas.

Un niño intenta repetir las tablas

porque al final habita una promesa.

 

Un día,

aquel hombre,

va ser ebrio,mal hablado;

con un dos por cuatro bajando la cortina.

Nadará en la zanja y quizá agonice en el asfalto.

Lo circular ha de matarlo en una esquina.

 

La angustia, al fin de la partida,

mostrará su dentadura satisfecha:

¡Pobre de él! 

pasando por la vida

sin un mojón,

de amor,

anclado en una fecha.