Con la lluvia se confunden mis lagrimas, producto del invierno de mi alma, tormenta que golpea constante desde que descubri que no me quieres.
Con la lluvia se ocultan las heridas, tan visibles como lo esta mi piel, tan amargas como una gota de hiel, tan vivas como alguna vez fue mi vida.
Pero con la lluvia no se confunde al recuerdo, ni se borra la memoria marchita, tampoco se oculta ni por un momento este amor que solo por ti siento.