no tengo más que decirle,
no hay nada más que ofrecerle,
mis tentativas de hablar siempre caen al mirar su frente,
pretenderé que no sé y fingirá que no sabe,
y aunque es probable que la ame,
callaré, me haré el ausente,
lo dejaré a su sentir y a mi suerte,
la esperaré, pero no a la indiferente,
sino a aquella que de su esencia me embriague,
a aquella que me ama, aunque aún hoy no lo sabe...