Murmura la gente
antigua del barrio,
que hace mucho tiempo
se impuso el dolor,
la historia que cuentan
es de un muchacho,
un poeta triste
que murió...de amor.
Mientras yo escuchaba
lo que me decían,
me ubiqué en su espacio
también en su piel,
no es nada fácil
recorrer la senda,
de un penitente
y un final...tan cruel.
Trataré de armarme
una vida acorde,
a hondos principios
que supe acunar,
todo siempre cambia
y no todo es bello,
pero yo me impongo
vivir...para amar.
A todos ustedes
los que un día de esos,
decidieron irse
a vivir con DIOS,
si ven al poeta
digan que lo entiendo,
el amor sublime
está hecho...de a dos.
Algunos sin duda
lo pasan felices,
otros puro llanto
llorar y reír,
quién puede decirnos
que es bueno o malo,
si total un día
nos toque...partir.
Cuando esté marcado
el final de todo,
y acaso el mundo
deje de girar,
guardaré en mi pecho
un par de poemas,
cerraré los ojos
y me iré...a volar.
Boris Gold