Voy desmembrando mis antiguos dones
y el espantapájaros sin alas de mi alma...
hoy no han venido los pájaros por nada,
ni a beber una gota de promesa.
Se han espantado tanto al verme solo,
y cada dedo ágil se dispara
al silencio blanco de mi nada.
Hoy los pájaros se han ahuyentado, estando cerca.
Han volado a lejanas coincidencias
donde hieren y beben de otra sangre.
...Y ahora sin más ruido en mis miradas,
voy desnudando el eco y la palabra,
voy, entullecido, a dar mi nombre
al forástero que cogió mi espada,
luego, al mercader que se burló sin ganas.
Hoy despojo de su atuendo a mi ignorancia...
y abro de piernas a mi amada
para ver si encuentro entre aquellas
el secreto que se fue sin verme
o el estertor sincero que me agota.
Hoy que estoy tan triste, me succiono
el líquido fantasma que me habla.
Hoy voy en piedras, entre flaqueza y hambre,
a morder los labios que se pliegan.
No importa pájaros ¡ni que me quede soló!
Voy a arrebatarle sus prendas íntimas
a la mujer que flageló mis ganas
¡No importa el blanco silencio de mi nada!
Voy a lamer los pliegues que se excitan
y los labios que cubren el misterio
de fondo acogedor, de tibia agua.