A esta hora, en el mundo, algunos corazones
no tienen dueño.
Se estiran aburridos contra el tórax,
bostezan sueños.
Podría una palabra,
si no fluye la sangre pasional por las arterias,
dejar que la alegría,
que rehuye,
venciera a la razón de tal tragedia.
A esta hora, en el mundo
¡huérfanos de amor!
hay corazones
latiendo solitarios y sin rumbo
sangrando soledades interiores.
A esta hora, en el mundo,
una palabra,
sería transfusión
salvando almas.