Sumisa en mis adentros
Escucho el rugir, andante, y perdido del mundo en tinieblas
Perdidos en la oscuridad del ego gateamos de un lado a otro
Sin percatar que tenemos piernas para caminar y alma para amar
Y que en lo más recóndito de nuestro interno, en ese divino lugar
Nos espera la luz resplandeciente de un mañana divino que aguarda
Que nos acobija con la gracia del incomparable y dulce perdón
Y nos alimenta con la lluvia de la inmensa y bondadosa humildad.
Sumisa sigo en meditación y rogando por la elevación de mi alma
Canto diariamente intoxicada en sus alabanzas en sumisión
Luego dirijo mi ojo interno a la realidad del mundo
Y es muy caótico el sentir y ver a las pobres almas
Que sufren como verdugo bajo la influencia de la mente
Y se alimentan diariamente de la ira, la lujuria, el ego, la codicia y el apego.
Voy recogiendo todos mis pensamientos y los dejo retirar de mi aposento
En soledad llevo mi cuerpo frágil y me siento en la forma del loto
Para que la calma logre su estadía y suene la hermosa melodía
Me sucumbo en el silencio del alma que aflora poco a poco
Luego me embebo de su dulce recuerdo y canto su gloria.
Las nubes internas se cargan de su misericordia, bondad, y voluntad
La lluvia interna de la humildad cae como torrentes sobre mi alma
Luego el sol interno del perdón sale en lo más alto dentro y alumbra
La brisa suave de la ambrosia mueve mis sentimientos a la verdad
Y sigo sumisa en su voluntad como tal hoja que se mueve en el árbol
Donde me lleve ahí iré, lo que me de comer solo eso comeré
Soy una marioneta en sus manos de divinidad y esperanza
Grito su amor a los que nunca lo buscaron, y de él se alejaron.
El los escuchara porque es el océano de amor divino
Y siempre recogerá a las almas sedientas en su devoción
Logrando y dándoles siempre la bella forma de su inmenso ser
Que abunda en lo que él quiera realizar y ver, esa es su voluntad
Con mi amor de siempre Linda
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