ODR

A un poeta del Sur.

A ti a quien la oscura maravilla no pudo borrar del tiempo de los hombres,

 ni vertir  en el leteo tu nombre.

Recibiste un Cervantes y fuiste desterrado  como el hijo de Laertes

del tesoro escandinavo.

 

Para ti no hubo lunas, que no fuese espejo del pasado

y cristal de soledades.

 Tú agradecías la limosna que relegan los días:

la rutina, el sabor del agua y el pregusto de la muerte.

 

Aun ciego y quebrantado labraste versos incorruptibles,

  Ninguna cumbre fue tu meta.

Cantaste cada ínfimo instante del ayer y de esos caminos que fueron ecos y pasos.

 

 Te engañaron y debiste ser la mentira,

esa mujer que te esperaba y que tal vez te espera en otro orbe, sin importar tu ventura o desventura.

Cautivo y victima fuiste del arte, renunciando a lo mejor de la realidad hay esta lo trágico, hay radica lo bello en lo que fuiste.