- No digo que no quiera, sólo que no debería. No es mi estilo suplicar por algo que me traiga de cabeza. De antemano rehúyo de cualquier problema físico, o químico, incluso sexual.
- Eso no implica que huyas de mi, jamás seré un problema, cuanto menos sexual. Puedo llevarte a la luna en el lugar y momento que desee, y eres consciente de ello.
- Así como soy consciente de que no te deseo, ni ayer, ni hoy, ni lo haré nunca.
- Puedes estar convencido, guardo entre mis faldas los más cautivadores lazos que jamás hayan atado a nadie, cuelga de mi pelo el más hechizante aroma que jamás se haya percibido, y cuentan mis manos con el tacto más suave y armónico que jamás te haya rozado.
- Puede aún así que no sea suficiente, y que tú no seas un hechizo, ni un tormento, ni un regalo carnoso con cruel desenlace. Puede que tan solo estés desesperada buscando los brazos de un hombre en un intento histriónico de sentir calor, protección y cobijo. Ambas cosas te advierto jamás podré ofrecerte.