Que me mientes lo presiento,
cuando me dices “te quiero”.
besas mi boca y prefiero
detener mi pensamiento.
Me regalas al momento,
la tenue luz de un lucero,
tú esperas y yo me muero,
y te invade el sentimiento.
Declaras culpable al viento
y a su cantar lastimero,
vuelves a decir “te quiero”
y te vas a paso lento.
No te importa mi lamento,
tu corazón es de acero.
Por eso callado espero,
sintiendo que nada siento.