He amado las flores en su vergel
y en su cándido ser,
he gozado de sus aromas al crecer
y bebido de su néctar con placer.
Como las abejas al amanecer
o las mariposas, al atardecer,
he posado mi cuerpo por doquier
desde el alba, hasta el anochecer.
Yo no sé lo que es padecer
hasta en los años, suelo rejuvenecer
sólo tengo un dilema por resolver,
me preocupa el envejecer…
Delalma
Viernes, 04 de febrero de 2011