Corre el velo de bruma
que tus ojos cubre,
derrama la lágrima furtiva
que se encapsula en tu pupila sensitiva.
Aflora los besos que atrapas en burbujas,
de tus labios sedientos de lujuria,
recuerda mi piel húmeda y fragante
y ámame otra vez... como aquella tarde,
que dejaste tus ansias, bordadas en mi espalda.
Recorriste los recodos de mi cuerpo,
dejando tatuada tu ternura
y deseos de poseerme, delirantes.
Ámame bajo las sábanas de percal, satinadas
y con cada beso comulgar en la dulzura,
de éxtasis estallar en la locura.
Báñarme con los fluidos que emana
tu sexo erotizado
y, como una tempestad de rocío inmaculado,
corra por las laderas de mi cuerpo eyaculado.
Felina