Es de madrugada y escribo, son las cuatro cuarentaicinco de la mañana
me siento como un leño en el fuego que se está extinguiendo
o como un mendrugo de pan sobre la mesa,
qué muerte tan lenta es el silencio
¿por qué el silencio es mudo? Es tal vez la única solución
o el antídoto para esta muerte lenta de recuerdos.
Hoy VII de febrero del 2011 –una fecha que no me dice nada-
Es callada la hora en que escribo
sólo percibo el sonido del tecleo en la “lap-top”
y la resonancia interminable del refrigerador.
A veces cerca de la ventana que da al comedor, se percibe el ruido al pasar
de algún coche o una moto…
por eso digo que el silencio es mudo:
camina de puntillas para hacernos recordar.
Cada instante que pasa es una ola de nostalgias
-si yo escribiera otro libro sería de mis memorias-
Pero no tendría introducción ni tampoco índice ¿para qué?
Las hojas de los árboles se desprenden y nadie dice nada.
Así somos nosotros una pequeña partícula
entre mil cromosomas;
una pequeña isla en el centro del mar.