Esos rayos que atraviesan la nostalgia
se entremezclan con la furia galopante del destierro,
algo más puedo ver en tu mirada;
una mirada que perdida
sobre las olas inquietas del espanto aparecen.
Sentada, entrecruzando sensaciones,
roca que se levanta en un airoso arco de lúgubre esperanza,
cicatrices que dejan ver el dolor de tu alma.
Composición de una realidad
que aguardaba silenciosa
la pálida agonía de un te quiero…
Sombras tentadoras, místicas
así las percibí aquella tarde,
más hoy descubro que tu acariciante sombra
no fue más que un engaño.
Autor: Quituisaca Samaniego Lilia