De flaqueza saque un último grito
Que llegó a los frágiles residentes del fauno
Ese grito que llegó del mundo hasta el último plinto
Ese grito lírico que como estruendo repetía: ¡te amo!
Un grito que de mis tristezas hacía un amenazador pantano
Un pantano lleno de agonía, de suspiros y de vagos recuerdos
Recuerdos que destrozan mi esencia si los aclamo
Cayendo la luz del occidente esta es testiga de mis últimos rezos
Rezos que piden a Dios nunca perderte
No perder esos ojos de inmenso color
Esos labios que invocan comerte
Y tu piel que en ella lleva el más grato olor
Dan gracia a mi vida si a mi lado puedo tenerte