Del acompañante taciturno
y su fervoroso culto
Más si curar quieres tu corazón
del amor y sus resentimientos,
entonces muere, querida, muere
Thomas Lovell Beddoes
Tú, que me acompañas
a través de las puertas del olvido.
Perdona la inocencia de mi mano,
perdona la inocencia del espino
que no supo atravesar
los caudales donde desboca el río
que otros llaman: “Vida”…