1
Un montón de pensamientos
a menudo me cilician.
Pensares,que son tormentos,
mis adentros martirizan.
Es profano mi decir,
no es religioso el pensar,
encerrado tengo que ir,
aunque yo no quiera entrar.
Me bulle dentro el querer
en mi adentro tormentoso,
alzando el amanecer
del yo que vive ardoroso.
No quiero rosas de espinas,
que quiero sentirme mío,
que quiero aguas cristalinas,
no que me llenen de frío.
2
Las flores de mi jardín
regadas son de rocío.
Entre ellas crece el jazmín,
que yo lo cuido con brío.
Ando veredas de sombra.
De muerte estoy lastimado,
que a mi corazón se nombra
en letras de odio grabado.
¿De qué me sirve una flor,
si no recibo el aroma,
si no me trae el calor
a mi soledad que asoma?
Que no soy libre en mi estar.
De las zarzas el espino
me pincha en mi caminar,
yendo entre parras de vino.