Viajando entre las purificadas blancas nubes,
vi como sus gotas alimentaban nuestro bello planeta,
convirtiendo con sus aguas frescas y limpias
en fértil los campos y veía como se desarrollaba la naturaleza,
desde mi retiro voluntario allá entre las nubes
aviste un ángel que cantaba dulcemente
a la puerta de su austera e inmaculada vivienda,
de pronto su mirada fresca se incrusto en la mía
como revelando donde me escondía,
un susurro de amor despertó en mi su delicada melodía,
el agua de la lluvia le transfirió mis mas tiernos afectos,
descendí tímidamente entre el agua que descendía,
el sol radiante asombrado con sus rayos de oro me observaba,
y sin entender como una sonrisa de cristal de sus labios carmesí
y una voz de hada desde la tierra me cautivaba,
volví de mi misteriosa escabullida
pues sostenía que el amor no existía,
la vida que mantenía en mi planeta era desierta y fria
hoy la tengo cerca y es una realidad percibir tanta pureza,
sus labios de rosa, su piel de seda, su cuerpo de princesa
y su amor reciente en pleno esplendor
rompieron todas mi antiguas cadenas,
yo te distinguí desde las alturas y te contemple
radiante como una estrella,
que no giraba en el infinito sino que vivía asida en la tierra,
al contemplar sus grandes ojos azul del cielo
y su piel suave del nácar de estrellas
comprendí sin que me explicara nada
que desde hoy mi vida estaba encadenada a la de ella,
los mensajes que brotaban de sus bellos ojos
fueron silentes que son los que en realidad cuentan
pues surgían de lo mas profundo de su alma pura,
que aun resuenan como un eco enamorado viajando por el planeta,
yo que pensaba que en la vida para mi no había primaveras,
y me encontré desde lo alto un ángel con alas doradas
y un amor que llena de contentos todas mis quimeras.