Como quien lanza una piedra y con ella, una promesa
sobre el tranquilo reflejo de tu cuerpo desnudo.
De estelas , tu mirada renace y se multiplica,
de sedes poéticas, mi pecho apenas te sobrevive.
.
Como quien tiene frío y un incendio le sorprende,
tu boca de relámpago y seco árbol dulce,
exhala brillos de intensidades desconocidas
se extiende, como el faro en las mitades del abismo.
Como aquellos silencios,
que nunca se preguntan para saber,
nuestros cuerpos de doble soledad insatisfecha,
como la lluvia y la fértil tierra, se reconocen mudos.
Se desean ignorantes del ayer
de las memorias del reloj
son ya testamento vivo del amor ,
cuando mi corazón se desgarra sin cárcel
ni el cincel de mis deseos te esculpe
yacen calientes ..
pieles del ofidio extinto , del rocío de las albas.
En el estrecho espacio donde las bocas,
vencen y mueren vencidas,
nuestros ojos se desenfocan , trigales de la tarde,
dulces como el beso.
Como quien escribe un poema
y en su primera rima, te piensa
y se sabe imposible de su segunda.
Pues fruto de tu boca, es el mayor de los dolores
la mayor angustia para el poeta.
Si es que de silencios se vive
en este telar de versos ausentes,
tan in-descubiertos,
tan levemente inventado por lo in razonable,
he me aquí, de un beso de tu boca,
tan herido como resucitado.