Guerras espirituales,
ángeles y demonios,
combatiendo día a día por su territorio,
legión extranjera batalla,
cuando el puñal se halla en mi alma,
vida o muerte debaten,
cuando mi corazón se encuentre cesante,
luz y oscuridad se enfrentan buscando la soberanía en mi alma.
Mis amigos son seres con cabezas de serpientes,
arpías vivientes, seres enfocados en otra dirección,
hostiles con corazones de hierro,
mundo atado al mal,
mundo que será consumido por el fuego,
cosmos de maldad, constelación de sufrimiento,
destellos de oscuridad que se reflejan en un simple \'sentimiento\': desilusión...
Dagas de fuego penetran mis coyunturas,
flechazos de hipocresía atraviesan mi corazón,
armas mentirosas destruyen mis tuétanos,
retratos de venganza arruinan mi razón;
busco una explicación y la muerte me susurra,
intento hallar una salida y la sombra de muerte me cobija,
Oh Santo de ISRAEL hoy vuelvo a tus lares,
trayendo mis cantares desde el amanecer,
permíteme retroceder y volver a tus sendas de justicia,
sin ti mi alma se desgarra, mi corazón se destruye
y Satanás me bombardea con pensamientos de suicidio e inmundicia.
Hoy sé, que mi guerra está ganada,
desde el día en que Jesucristo revistió la cruz con su santísima sangre,
venció la muerte para darme vida, vida en abundancia (eterna),
hoy me postro ante tus pies,
adoro con devoción,
exalto a mi Salvador
y digo orgullosamente soy UN HIJO DE DIOS...
Derechos reservados : Iván Enrique Velandia Larrota