benchy43

UN DÍA, DE MAÑANA...

Un día,  de mañana, tan azul como el de hoy,
abrí yo mis ventanas y la única puerta  de insípido amarillo,
dejé salir melancolías y tristezas agobiantes
y me dije… si lloras, será por el presente y no por el pasado.

Se fueron al aire confundidas con las mariposas y las aves
las lágrimas de antaño y los recuerdos se apiñaron debajo de la cama,
momentáneamente olvidados, momentáneamente quietos.
Y comencé a reírme de mi mismo y de mi propia ineptitud.

Sonreí más, aunque me cuesta, y aprendí a leer los mensajes
del ave con su trino, de la alborada con su paleta de colores,
de la rosa y el clavel que hablan entre ellos –y ahora conmigo-,
aprendí a querer lo muy poquito que tengo y a querer lo mucho que he vivido.

Hubo amigos que me tendieron la mano a cambio de nada,
pues nada es lo que registra mi haber, sólo  versos , admiración
a la poesía, creencia en nuestro Dios que nos cobija, amor del bueno
al día de hoy y al de mañana (si es que estoy).

Hubo alguien que de lejos me mostró lo hermoso  que es la espera
y también lo angustiante que es el no escucharle.
Hubo alguien que me hizo alegrar en cada risa y preocupar
por cada latir lento de su corazón tierno.

Aprendí, hora a hora, a amarla con afán de adolescente,
a extrañarla  cuando no me llama y a pensar en ella, recurrente.
Nació una eterna gratitud de poder mirar las nubes, las estrellas,
la luna y ver en ellas su sonrisa que es toda la dulzura.

Un día esplendoroso como hoy, comencé a asimilar lo aprendido
y que estaba adormecido, inmóvil  en mi esencia.
Un día de mañana azul, me di cuenta que las cenizas ya cubrían
mi cabeza y eran pocos los cabellos negros que quedaban.

Ese día, abrí los ventanales a los cielos, escuché los sones de su piano,
apretujé mi vida con su vida, corretearon los jogorios de mis nietos
y escribí de nuevo una poesía.

Derechos reservados por Ruben Maldonado.