Se abrió el broche del pezón justo en mi boca
y fue la flor más exquisita y suave,
así la noche se nos fue…, como al ave
el torrente se le escapa o se desboca.
Tu seno que recorría mi labio fue quizás insano
llenase ¡y no lo dudes! De mi desvarío.
Porque esa noche lo colmé de brío
con el calor imperioso de mi mano.
¿Yo no sé si fue tuyo o mío? Aquél pecado
o si fue turbio amarte o muy obsceno;
lo único que sé ¡y juro…! Que fue tu seno
el manjar más sabroso que he probado.