No entres en mi vida, no te quiero aquí,
eres como una noche oscura, sin luna,
pues eres negra pura, y sin razón de ser.
Aléjate de mi para siempre, vete
por favor, no intentes convencerme
de que me hace falta tu infame amor...
¿Porqué? ¿Por qué a mí?
si eras como mi alma gemela,
mi hermana, hija o hasta madre,
todo mi cariño, limpio y puro yo te dí...
Pero, ¡ho! tonta de mí,
jamás logre ver tus verdaderas intenciones
pues tú lo que deseabas era quedarte con el...
Llegabas como una ladrona al anochecer
haciéndote la tonta,
la que no tenias que hacer,
y yo triste ingenua
que todo te creía, eras mi amiga del alma
la amiga con quien yo me divertía.
Lo intentaste todo, lo invitabas a besarte
siempre a mis espaldas, le ofrecías tu cuerpo
a cambio de nada, tú sólo querías
verme destrozada.
¡Pero ho sorpresa la que te has llevado!
Jamás imaginaste lo que el
te ha dado...
Si, te dio todo lo que tu querías,
su desprecio, su rechazo,
y con una gran hironía
te tomo del brazo
te saco a la calle y te dijo:
¡largo!, esta chica es mía,
solo a ella quiero y por ella vivo,
no permitiré que tus deseos insanos
dañen ese corazón que solo me ha dado
alegrías, amor y pasión...
Y quedaste ahí,
tirada a media calle, con la cara al suelo
sin valor de encontrarte,
yo desde la puerta lo veía todo
y aun con tristeza quise levantarte,
te tendí mi mano
la cual tú tomaste y una lagrima en tus ojos
amenazaba en escaparse,
tus labios temblorosos no supieron que decir,
solo bajaste la mirada, te diste la vuelta
y te mire partir...
¡Ho! mi triste amiga,
¡Oh! pobre de tí, siempre tan coqueta
y tan desdichada, ahora estas
sin mí...
Y te doy las gracias, porque fuiste así,
pues ahora estoy segura que su amor
es todo para mí...
D.R.SAAG