Jose Luis Santiago

A SANTA TERESA DE JESUS

Tu ascetismo con brillo

queda al alma encarcelada

con Dios, que travieso y pillo

te embauca con sus trastadas

de alegre e ingenuo niño

de faz dulce y acaramelada

dura como un membrillo

que se troca en mermelada

 

el Señor te dejo ahumada

y presa tú en su castillo

visitas las siete moradas

con el espíritu de un chiquillo

que con gracia engalanada

ve a la Virgen preñada

montada en un borriquillo

y por un viudo acompañada

 

del rey de los pastorcillos

te quedas bien prendada

y tú, con tu cruz cargada

hallas luz en el suplicio

al ser injuriada y probada

tal cual lo anunció Cristo

y sin ser tú doblegada

quedas tu más enamorada

 

tu poesía esta acicalada

del arrullo cristalino

de la esposa atormentada

por la ausencia del marido

que la deja desvariada

por el amor que ha sentido

y teme ser abandonada

por su esposo tan querido

 

galas son tus estribillos

y haces galas adornadas

piando como un pajarillo

en el nido acurrucada

mirando muy preocupada

al cielo y sus altillos

de la grandeza manifestada

del Padre con su corderillo

 

la fe en Dios esta atesorada

en tus versos, que cual martillos

dan brutales martilladas

al alma que ha sufrido

dejándola acomplejada

con un amor tan derretido

que la deja acalorada

 

Por tu gracia reviví,

no se si vivo o muero

y esto que arde en mí

me quema como un fuego

que no llego a concebir

 

sin poderme resistir

aquí hallo el consuelo

que alza alto mi vuelo

logrando sobrevivir

en este mundo de duelo

 

honores te doy aquí

que yo desde este suelo

no soy digno de recibir

la gracia de tu terceto

que aquí he de repetir:

 

Vivo sin vivir en mí

y tan alta vida espero

que muero porque no muero