Tu ascetismo con brillo
queda al alma encarcelada
con Dios, que travieso y pillo
te embauca con sus trastadas
de alegre e ingenuo niño
de faz dulce y acaramelada
dura como un membrillo
que se troca en mermelada
el Señor te dejo ahumada
y presa tú en su castillo
visitas las siete moradas
con el espíritu de un chiquillo
que con gracia engalanada
ve a la Virgen preñada
montada en un borriquillo
y por un viudo acompañada
del rey de los pastorcillos
te quedas bien prendada
y tú, con tu cruz cargada
hallas luz en el suplicio
al ser injuriada y probada
tal cual lo anunció Cristo
y sin ser tú doblegada
quedas tu más enamorada
tu poesía esta acicalada
del arrullo cristalino
de la esposa atormentada
por la ausencia del marido
que la deja desvariada
por el amor que ha sentido
y teme ser abandonada
por su esposo tan querido
galas son tus estribillos
y haces galas adornadas
piando como un pajarillo
en el nido acurrucada
mirando muy preocupada
al cielo y sus altillos
de la grandeza manifestada
del Padre con su corderillo
la fe en Dios esta atesorada
en tus versos, que cual martillos
dan brutales martilladas
al alma que ha sufrido
dejándola acomplejada
con un amor tan derretido
que la deja acalorada
Por tu gracia reviví,
no se si vivo o muero
y esto que arde en mí
me quema como un fuego
que no llego a concebir
sin poderme resistir
aquí hallo el consuelo
que alza alto mi vuelo
logrando sobrevivir
en este mundo de duelo
honores te doy aquí
que yo desde este suelo
no soy digno de recibir
la gracia de tu terceto
que aquí he de repetir:
Vivo sin vivir en mí
y tan alta vida espero
que muero porque no muero