Hoy… bajo el manto sin abrigo de esta fría noche
en donde por celos mas estrellas caen al olvido,
como esperanzas tintineando mortecinas
en un cordel de solicitudes “pendientes”.
He ahí, con mi hoja y la tinta desparramada;
las palabras mudas llenas de llanto
y un son de guitarra con jolgorios:
¡Sin cuerdas, sin cantos, ni cena!.
Mis palabras, elegantes, las
rociadas de románticos labios de versos,
retratos de un ángel volado
y de un cielo poemas hecho nubes de olvido.
Hoy…son hambrientas y desconsoladas
escribirán desnudas, los juegos del alaciado
silencio del invierno.
No irán al diccionario para salir
a la hoja vestidas de gala;
yacerán en ataduras
de clamor y violencia
pues hoy son despojos miserables de pobreza
los que escribirán mi pluma entorpecida.
Vestiré el verso de harapos y escribire un poema sin letras
se congelaran las musas de hambre y silencio.
¿A que no te sabe igual que un muerto?
¡Es la ilusion de un niño! La esperanza resumida
en nuestros besos de infancia, de jugarretas,
de trotes que son rotulados por la brujula que cuajo su norte
en un destino en donde la espada del viento
no hace mas que cortes de escarcha en un estomago sin alma.
¡Y un poema que no sacia las hambres del huérfano!
es hijo del asfalto; que en llantos congelados
sucumben los brazos tenues,
caritas pálidas, ojitos negros
y un silencio eterno en sus esperanzas
que resumen sus glaciares de ojos en
un ruego, solo uno:
<< Dios mio, si en algo me quiere ¡por favor!
¡No dejes, que abra los ojos mañana!>>