Manos celestes vibran ahí el sabor de la vida cuando acaricias y luego sumerges tu suavidad de pétalo en la tierra. Le crecen raíces a la esperanza al color y a la espina de metal. En tus uñas se presiente el olor a flores, la alegría y el baile de ellas. Eres toda bella cuando te ensucias de tierra, puedes estar desnuda pero cubierta de vida; tu sudor es agua verde cuando resbala y cae a esa cuna de raices. Esperaré los aromas con los ojos abiertos la testura del tallo y la sonrisa de las rosas.