RICARDO ALVAREZ

YA NO MAS.-- de v.p. VERONICA

 

 

Ya no es la muerte larga la que te busca,

ni la noche más pálida y verduga la que te persigue

Porque tus ojos amanecieron

con mi pupila incrustada.

 

Mirada tenaz y opositora a su camino,

con actitud espontánea de guerrero potente,

con el valor que hereda el amor

incrustado hasta el hígado y el corazón que los mira

con tus ojos de castaño reforzado,

pronunciando que hasta las riberas

de tu senda de espiga ya tienen nombre.

Y que tu  deseoso rayo de

Eva tiene un hombre.

 

Que sus murallones,

ahora mendigos de la muerte,

fueron invadidos por un ejército de verdes titanes.

Desde mi plasma rojo

a mis células ocres.

Bajo un cielo fueguino-amarillo de testigo,

cuando los menesterosos de la muerte que te perseguían

yacen extendidos

al limite del pie del limonero del reposo.

Y sus hilachas de ropaje,

fueron mis muertos predilectos

 

¡ Ahora descansa amor ¡

Su muro débil y

su madero ya pútrido no son decisivos,

caen de bruces

con su hierro de óxido pesado y

los paredones humillados, 

son famélicas grietas inundadas e inofensivas.

Ya no te persigue ni la mustia arcilla

ni la greda inapelable

Porque están mis hombros de nido y osera

al reposo de tu boca encendida en palabras y

la latitud de tu rostro dulce

resbalando segura entre mis dedos

de meridiano y continente.

 

Estás viva en el mineral,

que se retuerce de risa incontenible,

inserta en la ola rumorosa de mi sangre,

brillando  mi piel

como bruñida aguja reluciente.

 

En mis yemas rústicas pero tiernas y fosforescentes.

En la inapelable luz de mis dientes y

la redondez de tus senos

reflejando como espejo.

 

Ya ni un oscuro milagro macabro

te acercaría a la fría muerte.

Solo te esperan los roces

del durazno florecido y la cálida ventisca

de un otoño danzando

entre el verde y el amarillo reforzado.