Mi principio y mi final,
mi alegría y mi tristeza,
mi cerebro y mi corazón
mi sangre y las venas,
que recorren mi cuerpo
con una explosión de amor...
En una sola carne
nos hemos unido,
para tí guardé mi pureza
con recelo,
y es por eso
que eres...
Mi pasión, mi ilusión,
mis ganas de amar,
el nudo en la cuerda de mi vida,
luz en mi oscuridad,
el vaso sin fondo donde puedo
depositar todos mis problemas,
el pañuelo que recibe mis lágrimas
cuando siento que no me quedan fuerzas,
y mi deseo de abrir los ojos
y despertar a tu lado una vez más...
El espejo de mi alma,
si estoy enferma,
tu amor me cura,
eres parte de mi fe,
y el hombre
que tanto anhelaba...
El frío y el calor
que recorren mi cuerpo,
cuando cerca de mí
te siento,
la fuerza que nos une
al entregarnos por completo...
Eres un manantial
donde puedo apagar mi sed,
la estrella que alumbra
mis mañanas...
la raíz de mi planta,
las piedras que le dan
curso a mi río,
el mar de mi playa,
el agua de mi fuente,
el fuego de mi hoguera,
la fuerza de mi voz,
la letra y música
de mi canción...
La ruta de mi viaje,
todos mis caminos y veredas,
mi ave fénix y su canto,
y los labios que me transportan
a otro universo
con tan sólo besarme...
Mi aspiro y mi respiro,
la paz y tranquilidad
de mi hogar,
mi locura y desenfreno,
mi lluvia, mi sol,
la brisa que acaricia mi piel...
el ángel de mi cielo,
y la vía lactéa de mi universo,
la tinta de la pluma
con que he escrito estos versos...
Tú representas,
mucho en el mundo
que me rodea,
tú eres a quién yo amo,
esa persona especial
que todas las mujeres esperamos...
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©2012 Marcela Murillo
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