¡Olé!
con esos faralaes que embrujan
cuando vuelan,
volantes de a poco revelais
la sangre que rueda ardiente.
Es el fuego de su dueña
que late en sus pies de tierra,
se despiertan con los rasgueos de la guitarra.
Un escalorfrío corre por mi espina dorsal,
olitas que rolan en secuencias por mi piel cobriza,
palpitan al compás y ritmo con movimientos ondulantes,
vaivenes de caderas sincronizadas.
Esas manos "como palomas", hablan solas,
lloran, gritan, cantan, se ríen, pura energía.
¡Olé! ¡Olé!
Merche DemBar
6.2.11