No me aturdas los ojos de serpientes pupilas
que no quiero cegarme de un amor que no sea
ni ampararme en un árbol de promesa inmadura
que me deje la boca en tu vientre de hambre.
No me abraces de clavos oxidados con sangre
con pasados dolores terminados en males
ni me mates de lluvias por la culpa de otro
que te ató con su furia el corazón con alambre.
No me pises la oreja con un grito cobarde
o con sol de mentiras no me nubles las tardes.
Inundame el silencio con sonidos tan dulces
que el amor se me enciende con palabras que arden.