Sigue el sendero de la luna hasta mi lecho,
hasta este cuerpo impaciente de tus noches,
he dejado, para guiarte, un camino de amapolas,
y en la mesa dos copas, para el brindis de ilusiones.
Deja así, a media luz la alcoba,
no hace falta claridad para el amor,
espera, no apresures los latidos,
tenemos toda la noche, cómplice callada.
Desnuda de a poco mi cuerpo,
mientras yo desnudo tu boca con mis besos,
solo la luna será testigo de esta entrega
de pasiones, ternura y deseo.
Ata a la cama con sedas estas manos,
ansiosas de toca tu piel ardiente,
muerde despacito,
hazme tuya por completo.
Saborea la miel que corre hasta donde termina mi espalda,
la que derramaste en mi pecho,
reconoce palmo a palmo
nuevamente el resto de mi cuerpo.