Alejandro José Diaz Valero

Tres Fábulas, tres moralejas

LA CAMELLA INCOMPRENDIDA (Fábula)

En un desierto de arena y piedra

con muy hostiles condiciones

vivía una pobre camella

que padecía de rencores

a los animales de los alrededores

que no querían estar con ella.

nuestra amiga se desmedra

buscando aceptación y acogida

pero no era bienvenida

entre reptiles y aves.

Lo único que se sabe

de los animales aquellos

es que sólo los camellos

la querían como a nadie

pero ella se negaba

de forma muy descarada

a compartir su vida con ellos

porque eran jorobados y feos

y eso la abochornaba.

 

Sin ánimos de querellas, hoy te digo, camella:

Olvidaste la lección, amiga…

El que le tira a la familia, se arruina!

 *****

 

RANAS Y ESTANQUE (Fábula)

La luna lucía coqueta

mirándose en el estanque

mientras las ranas inquietas

sufrían aquel desplante.

 

La luna vuelta sonrisas

continuaba su coquetería

y las ranas escurridizas

por la envidia se morían.

 

El estanque  silencioso

a las ranas le decía:

“váyanse a nadar al pozo,

como hicieron el otro día”.

 

Mientras la luna resplandecía

en la superficie del estanque

las ranas se carcomían

por el desprecio incesante.

 

Por eso en noches de luna

cuando todo se ilumina,

las ranas todas se abruman

mientras el estanque suspira.

 

Pero al llegar la mañana

y la luna se retira

entonces vuelven las ranas

cuando apenas las convidan.

 

Cuantas mujeres cual ranas

se faltan a si mismas el respeto,

y demuestran no valer nada

cuando no se dan su puesto.

*****

 

PAYASOS… (Fábula)

Un payaso se miraba

al espejo de forma indiscreta

pues queriendo ver su cara

contemplaba su careta.

 

Él contemplaba su hermosura

como no lo había hecho nunca,

olvidando que era pintura

accesorios y peluca.

 

El payaso en su farsa

quiere de modo preciso,

simular que está en la carpa

dando funciones de circo.

 

Vaya  mi moraleja drástica

tal vez a manera de consejo

para los hijos de cirugía plástica

que se alaban ante el espejo.

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