Tomó sus pequeñeces :
el libro que narraba aquel amor encolerizado,
un puñado de páginas amarillas
donde guardaba el perfume de la primer carta,
se puso en cuclillas,
hasta descifrarla.
Luego,
corrió varias cuadras encolerizado
y cuando pudo parar,
después de mil años
de tardes enteras de extrañarla,
volvió a decirle al cielo que la ama.
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