Insolente luna,
¿por qué apareces?
cuando no he olvidado,
¿por qué deslumbra?
cuando he llorado,
infiel amiga,
¿a quién dices que debo amar?
cuando ya he amado.
Parad luna, parad;
no hagas que mi cuerpo
calumnie a la ternura,
que mis besos
deshojen el corazón,
que mis caricias
rasguen la piel
de una bella orquídea
que no amo,
no deseo ser verdugo,
ya soy esclavo
de mi único amor,
de mi amor enlutado.
Llevad tu magia
a otros caminos,
a otro lado,
no aparezcas mas
con tu beldad luz
a cubrir mi noche;
noche de humo,
cansada de tragos,
de paredes hipas
de un cuarto desolado.
¡Dejadme solo!
Con mis recuerdos,
en el infinito fuego
de las estrellas,
en la morada de los sueños,
en el cenit de la tristeza.
¡Oh luna!
Olvídate de mí,
y también de ella.