Avelibre

Carpe Diem

Vale la pena el antes y el después,
para quien como yo,
solo avanza por alcanzar el momento.
Y es que no existe
logro mayor que el encuentro.
La coincidencia en el trayecto,
el tropiezo imprevisto,
la aproximación impensada
con quien se fusiona el alma
incorporando cada gama
del aura que consuma la obra.
Es la porción de tiempo indefinido,
que se mezcla con el vació,
el silencio y la gloria.
Es la ausencia de lugar e historia,
la desaparición del efecto erosivo
que hasta ese instante
nos descalabra con motivos
para continuar buscando
lo que el olvido ha encubierto.
Y si valdrá la pena el tropiezo constante,
las caídas prominentes
y el paso desconcertante,
que cuando esto sucede,
el consumo del hecho
de dicho encuentro,
se convierte en razón y objeto
para solemnizar a la vida.

.
¡Sí que vale la pena
el declive y la subida!
Tan solo por él,
por el segundo perenne,
al encontrarte mi vida... .