Me enamoré antes
de la palabra del alma,
que de tu boca... indefensa y fértil,
aunque con ello admita, razones
en mi afán de hombre y desnudo poeta.
Del silencio tu saliva,
me sabe a brasa y a incendio
por más que quite, de la noche los sueños,
donde volé sin rumbo hasta tus versos,
lo cierto de tu lengua, es que perfora
sedienta de sabores mi mundo
extendiéndose...
como el horizonte sobre los mares
en esta doble orilla nuestra,
de besos dulces y relamidos.
Confieso... de tus poemas un imperio,
de tu caliente aire y calcinados labios…
una tumba necesaria ,
un milenio de colmada vida.
Me enamoré de tu palabra
aún en el silencio donde me besas
y admito, si , que te ame poeta,
antes del dolor de esta asfixia en el pecho,
de esta piel de blancas hojas para tus dedos..
Sobre mi cuerpo.