Te sigo queriendo lo mismo como cuando andábamos juntos
en esos días de inocencia por la naturaleza y los pueblos.
Cada mañana, después de dar gracias por un día más,
la mente susurra tu nombre.
Eras un guisante y yo una zanahoria: Un buen partido
como en un guisado.
Cuando veo la naturaleza, ahí estás presente. Cuando las flores abren
sus pétalos, ahí estás. Cuando las nubes pasan en el cielo, ahí estás. Cuando
hace viento, vas y soplas mi oído. Cuando llueve y las gotas caen en
las hojas verdes de las plantas, ahí estás. Sobre todo, cuando
contemplo la aurora, ahí estás.
Mi ser no funciona con robustez porque siempre pienso en ti. Tu ausencia quiebra mi ser.