Igual que el Coronel,
Yo no tengo quien me escriba.
Me apresto cada día,
visto mis galas y miro arriba.
Voy bajo un cielo de nubes pardas,
con la esperanza por morral.
Camino igual que ayer,
con ilusión en el ojal.
En el umbral de mi alma
germinan fieles cariños,
y pido frutos y flores
para mi árbol lampiño.
Tengo los brazos abiertos
llenos de anhelos en cruz.
Espero en cada alborada
Un mensaje y una luz
Y pasan y pasan los días
y terminan los caminos.
Y a descansar ya me llaman
los horizontes divinos.
Se habrá perdido mi barca
bogando sin timonel,
por eso nadie me escribe,
ni tampoco al Coronel.