No me queda la lluvia ni la nieve!
Aquí en mis prados se esfumó el invierno,
aquí en mi alma se fugó la niebla.
Mi floresta secreta anuncia primavera
y mi alma, sin excusas, se nutre del verano.
Ya lo triste pasó... la tormenta se entierra
en las criptas profundas del olvido extendido.
El pasado no importa, no me afecta, me llega
al olvido espontáneo donde nada se queda,
donde todo se va cuando ni bien ha venido.
Ya el pasado es pasado...
Lo presente es la vida,
y el futuro es tan solo una vaga promesa
que vendrá cuando venga
y será al momento un presente sin prisa.
El futuro es incierto... se sabrá cuando venga
si se viste de dicha o se viste de pena.
El futuro no toca, solamente se asoma,
su silueta se oculta y se ignora su forma.
El futuro que aroma jamás se saborea.
El brumoso futuro será en gran medida
resultado de lo que hacemos en el esplendor del presente.
Es incierta promesa...se sabrá cuando llega,
pero hasta eso será un presente sin vuelta.
¡ Y vivamos el hoy, que en verdad, es la vida!