Lentamente
las palabras fluyeron
por última vez,
el último acto,
precipitadas,
y la voz se diluyó
sobre un escenario
de rotos recuerdos,
cayó el adiós
como un telón borravino
que cierra las bocas
y que cierra los besos...
Y fue canto no esperado,
fue comentario suelto,
y en mi alma fue invierno
deshojando soledades,
triste, abandonado,
náufrago de cielo,
horizonte frío de un corazón muerto,
fueron ángeles enumerados
volando de verso en verso,
opacos, grises y sin cuerpos,
revoloteando libres
sobre marchitas flores
detrás del vidrio del invernadero,
curiosos, sigilosos,
esperando el exacto momento
en que en los ojos lluevan
gotas violetas y letras doradas
reproches tontos y ciegos
por el olvido o por el deceso.
(El poeta miró a lo lejos,
frunció el ceño, dio vuelta la hoja
y cerró el cuaderno)
**** Fin ****