Sitibundo del ara de tus besos
vuelve la murria mofando sobre lágrimas
la cruel y gélida amargura
corteja taciturna y cruda
los pliegues de dolor sobre mis ansias.
Corazón mustio de vida y de templanza
los céfiros de la noche ya no alcanzan
a envolver con sayales la piel de mi alma
que lívida retoza en la esperanza.
Panacea de gemidos e ilusiones
que el Abrego más templado no conoce
declive del ocaso voz mantengo
declive entre palabras de sosiego
y el cierzo que en el alba me complace.
Son cortejos de amor y de desidia
caterva de heces cuando hablas
hoy por ti mi palabra grita
y llora entre las hieles sus feneces
a lo lejos de tu oído se marchitan
los pliegues de dolor de tantas almas...