Alborada de caminos nuevos
en el ensueño azul de una esperanza.
Rompe el sol su cascarón de madrugada
y mi canto se expande en alabanza.
Voy a cruzar el puente de los recuerdos.
Enfilo mi voz hacia ignotas ilusiones.
Quedan mis huelas dormidas en el pastizal del tiempo
y cierran la escena muerta lúgubres telones.
Al otro lado del puente me espera una vida nueva.
Miel, ternura y besos en la copa del amor.
Escanciaré gota a gota, caricia, cuerpo y sonrisa,
hasta embriagar de alegría mi pasado y mi dolor.
Enterrados en olvido quedarán nombres y cruces,
aquellos llantos callados que a escondidas derramé,
también los versos maltrechos con sus gritos mendicantes,
y las noches que de insomnio una paz nunca guardé.
Mis pecados y penurias apenas serán recuerdos,
como lápidas quemadas en el altar del ayer.
Mis pasos serán gallardos y mi vista iridiscente,
porque aprendí con orgullo, cómo amar a una mujer.