¡Vaya y vaya!
con el tigre que vuelve hambriento
después de afilarse las garras,
busca carne tierna
donde hincar los colmillos,
que aunque la sangre le hierve
la dentadura no resiste.
Aparece la gacela
que le sigue la corriente,
para ella se hace manso
y la lame las orejas.
La niña bate graciosamente las pestañas
como alitas de mariposa
que se posan en las rosas,
esboza una sonrisa virginal
conoce el juego del amor.
Se derrite el señor frente tanto candor
sólo tiene ojos para ella,
le perdona todo, mismo sus amoríos,
se pone a sus pies y mendiga
algunas migas de cariño.
Sentada en su sillón de reina
mira su corte de aduladores
con aire complaciente.
la colmena bulle de actividad.
Algunos ya cayeron, desesperados
roídos por los celos,
siguen allí, los mira con desprecio.
Los habla del viejo que la adora
al quien tiene bien domado
y todos se ríen sin piedad.
Niña no lo eres
sino mujer llena de artificios
despiadada,
cuidado, algún día caerás
¿quién te levantara?
Yo escucho ¡que desgraciados!
me duele por ti amigo mío,
tu sigues ciego
o solo pretendes serlo.
Merche DemBar
16.2.11
www.safecreative.org/work/1102168507823